El Principio Biocéntrico
El principio Biocéntrico fue desarrollado por Rolando Toro Araneda en la década del ’70. Intenta explicar todo lo que existe en función de la vida, así como antiguamente existieron los paradigmas geocéntrico (la tierra es el centro del universo), heliocéntrico (el Sol es el centro del cosmos) y antropocéntrico (el hombre es el centro de la creación).
La desconexión histórico-cultural de la matriz cósmica de la vida es lo que ha generado, a través del tiempo, las sucesivas formas culturales destructivas. Tanto la disociación cuerpo-alma o materia-energía como la represión de la experiencia paradisíaca, han conducido a la profunda crisis existencial que atravesamos hoy en el mundo.
En el Principio Biocéntrico la vida es el centro, ya sea la vida vegetal, animal, el planeta tierra como Gaia -organismo viviente- y el universo como ser vivo. Intentamos sintonizarnos con la información de la vida, desde el cosmos hasta la célula, que viene impregnada a través de los instintos, organizada diferentemente para cada especie.
A partir de esta visión, Rolando Toro habla de la «sacralidad de la vida», en un sentido similar al que propone el filósofo Spinoza, quien asocia a Dios con la naturaleza.
Meditando sobre la Vida
“Meditando sobre la vida,
siento la obligación de respetar cualquier voluntad de vida a mi alrededor,
por ser igual a la mía.
La idea fundamental del bien es, pues, que éste consiste en preservar la vida,
en favorecerla, en conducirla a su valor más alto;
y que el mal consiste en aniquilar la vida,
en lastimarla, en poner trabas a su florecer.”
Albert Schweitzer